Este
acuerdo dividió el Imperio Carolingio entre ellos, en tres partes
principales: Carlos el Calvo (843-877) obtuvo las tierras francas del
oeste, que formaron el núcleo del que sería reino de Francia; Luis el
Germánico (843-876) tomó las tierras del este, las cuales se
convertirían en Alemania; y Lotario (840-855) recibió el titulo – de
emperador de un “Reino medio” que se extendía desde el mar del Norte
hasta Italia, e incluía los Países Bajos, la tierra del Rin y el
norte de Italia. Los territorios del Reino medio serían fuente de
incesantes luchas entre los otros dos gobernantes francos y sus
herederos. De hecho, Francia y Alemania disputarían por siglos los
territorios de este Reino medio.
Aunque
esta división del Imperio Carolingio se llevó a cabo razones políticas y
no nacionalistas (la división de un reino entre herederos varones era
una costumbre tradicional franca), comenzaron a surgir dos culturas
diferentes. Alrededor del siglo IX, los habitantes del área occidental
franca hablaban una lengua romana derivada del latín, que llegaría a
convertirse en el francés. Los francos orientales hablaban dialectos
germanos. No obstante, todavía no existían los que, a la postre, serían
los reinos de Francia y Alemania.
En
el siglo IX las frecuentes luchas entre los numerosos herederos de los
hijos de Luis el Piadoso provocaron una mayor desintegración del Imperio
Carolingio. Mientras tanto, a la vez poderosos aristócratas obtenían
más poder aún en sus propias ir locales a expensas de los pendencieros
gobernantes carolingios, proceso de desintegración se aceleró debido a
ataques externos de diferentes partes del viejo mundo carolingio.
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