Carlomagno no logró dotar a su Imperio de una organización política
que pudiera subsistir por sí misma a las amenazas que se cernían sobre
él. Toda la organización del Imperio descansaba sobre una condición
necesaria: la fidelidad de los nobles al Emperador y Rey de los
Francos y de los Lombardos. Todo ello en un contexto económico y social
en el cual los condados se volvían cada vez más autónomos: en principio,
como resultaba muy costoso mantener a un guerrero a caballo con todo su
equipamiento, sólo los grandes propietarios podían permitírselo y los
restantes hombres libres no tenían otra alternativa que encomendarse a
un señor como vasallos. Hay que destacar que no existía un ejército
permanente en el Reino de los Francos sino que se realizaban levas de
armas y cada guerrero debía equiparse por su cuenta. Se vivía en una
sociedad rural cuya economía era la agricultura de subsistencia, las
ciudades estaban despobladas y reducidas a su mínima expresión y el
comercio había prácticamente desaparecido. La burguesía aún no había
surgido como clase social y las provincias tenían que subsistir con sus
propios recursos.
Así, entre el Emperador y los hombres libres cada vez cobró más
fuerza la casta intermediaria de los nobles ante quienes sus vasallos
debían responder. Era sólo cuestión de tiempo que en un Imperio tan
extenso en el cual las comunicaciones eran tan escasas y deficientes,
los vasallos respondieran más ante sus señores locales que ante el
Emperador.
Mientras Carlomagno vivió, su extraordinario prestigio, su mano firme
y su férrea voluntad, y los beneficios que reportaban a la nobleza las
conquistas territoriales, hicieron que se le obedeciera por encima de la
desintegración que estaba en ciernes. Únicamente si su sucesor hubiera
sido un rey con los talentos de Carlomagno hubiera tenido el Imperio
posibilidades de sobrevivir. Pero su hijo Carlos,
quien tenía un gran talento militar y a quien Carlomagno había confiado
algunas de sus misiones más difíciles, no le sobrevivió.
Ya en vida de Carlomagno se había producido un hecho que permite
deducir que algo malo estaba pasando con la fidelidad sobre la base de
la cual estaba erigido el esqueleto del Imperio. En el verano del año
807, muy pocos de los señores y guerreros convocados a la asamblea anual
se presentaron y, por primera vez, la asamblea no pudo realizarse. Fue
un hecho sin precedentes. Carlomagno lo interpretó como una rebelión a
su autoridad, envió a los missidominicci a investigar cada condado y castigó con edictos esa creciente deserción.
Muerto Carlomagno y dado el poco talento político de su hijo y sucesor Luis el Piadoso, los hechos se precipitaron. Las guerras civiles entre el monarca y sus hijos acabaron con el prestigio del Emperador. La fidelidad
que sólo se mantenía por la extraordinaria figura de Carlomagno
desapareció y el Imperio, ya herido de muerte, terminó de naufragar
merced a la exacerbación de los ataques de los nórdicos, dando paso al
pleno auge del Feudalismo.
El Imperio era inviable dadas las condiciones económicas, políticas y
sociales de la época y sólo la fortísima personalidad y el talento de
Carlomagno habían podido sostenerlo.
gracias me sirvio
ResponderEliminarCarlomagno no logró dotar a su Imperio de una organización política que pudiera subsistir por sí misma a las amenazas que se cernían sobre él. Toda la organización del Imperio descansaba sobre una condición necesaria: la fidelidad de los nobles al Emperador y Rey de los Francos y de los Lombardos. Todo ello en un contexto económico y social en el cual los condados se volvían cada vez más autónomos: en principio, como resultaba muy costoso mantener a un guerrero a caballo con todo su equipamiento, sólo los grandes propietarios podían permitírselo y los restantes hombres libres no tenían otra alternativa que encomendarse a un señor como vasallos. Hay que destacar que no existía un ejército permanente en el Reino de los Francos sino que se realizaban levas de armas y cada guerrero debía equiparse por su cuenta. Se vivía en una sociedad rural cuya economía era la agricultura de subsistencia, las ciudades estaban despobladas y reducidas a su mínima expresión y el comercio había prácticamente desaparecido. La burguesía aún no había surgido como clase social y las provincias tenían que subsistir con sus propios recursos.
ResponderEliminarAsí, entre el Emperador y los hombres libres cada vez cobró más fuerza la casta intermediaria de los nobles ante quienes sus vasallos debían responder. Era sólo cuestión de tiempo que en un Imperio tan extenso en el cual las comunicaciones eran tan escasas y deficientes, los vasallos respondieran más ante sus señores locales que ante el Emperador.
Mientras Carlomagno vivió, su extraordinario prestigio, su mano firme y su férrea voluntad, y los beneficios que reportaban a la nobleza las conquistas territoriales, hicieron que se le obedeciera por encima de la desintegración que estaba en ciernes. Únicamente si su sucesor hubiera sido un rey con los talentos de Carlomagno hubiera tenido el Imperio posibilidades de sobrevivir. Pero su hijo Carlos, quien tenía un gran talento militar y a quien Carlomagno había confiado algunas de sus misiones más difíciles, no le sobrevivió.
Ya en vida de Carlomagno se había producido un hecho que permite deducir que algo malo estaba pasando con la fidelidad sobre la base de la cual estaba erigido el esqueleto del Imperio. En el verano del año 807, muy pocos de los señores y guerreros convocados a la asamblea anual se presentaron y, por primera vez, la asamblea no pudo realizarse. Fue un hecho sin precedentes. Carlomagno lo interpretó como una rebelión a su autoridad, envió a los missidominicci a investigar cada condado y castigó con edictos esa creciente deserción.
Muerto Carlomagno y dado el poco talento político de su hijo y sucesor Luis el Piadoso, los hechos se precipitaron. Las guerras civiles entre el monarca y sus hijos acabaron con el prestigio del Emperador. La fidelidad que sólo se mantenía por la extraordinaria figura de Carlomagno desapareció y el Imperio, ya herido de muerte, terminó de naufragar merced a la exacerbación de los ataques de los nórdicos, dando paso al pleno auge del Feudalismo.
El Imperio era inviable dadas las condiciones económicas, políticas y sociales de la época y sólo la fortísima personalidad y el talento de Carlomagno habían podido sostenerlo.
Carlomagno no logró dotar a su Imperio de una organización política que pudiera subsistir por sí misma a las amenazas que se cernían sobre él. Toda la organización del Imperio descansaba sobre una condición necesaria: la fidelidad de los nobles al Emperador y Rey de los Francos y de los Lombardos. Todo ello en un contexto económico y social en el cual los condados se volvían cada vez más autónomos: en principio, como resultaba muy costoso mantener a un guerrero a caballo con todo su equipamiento, sólo los grandes propietarios podían permitírselo y los restantes hombres libres no tenían otra alternativa que encomendarse a un señor como vasallos. Hay que destacar que no existía un ejército permanente en el Reino de los Francos sino que se realizaban levas de armas y cada guerrero debía equiparse por su cuenta. Se vivía en una sociedad rural cuya economía era la agricultura de subsistencia, las ciudades estaban despobladas y reducidas a su mínima expresión y el comercio había prácticamente desaparecido. La burguesía aún no había surgido como clase social y las provincias tenían que subsistir con sus propios recursos.
ResponderEliminarAsí, entre el Emperador y los hombres libres cada vez cobró más fuerza la casta intermediaria de los nobles ante quienes sus vasallos debían responder. Era sólo cuestión de tiempo que en un Imperio tan extenso en el cual las comunicaciones eran tan escasas y deficientes, los vasallos respondieran más ante sus señores locales que ante el Emperador.
Mientras Carlomagno vivió, su extraordinario prestigio, su mano firme y su férrea voluntad, y los beneficios que reportaban a la nobleza las conquistas territoriales, hicieron que se le obedeciera por encima de la desintegración que estaba en ciernes. Únicamente si su sucesor hubiera sido un rey con los talentos de Carlomagno hubiera tenido el Imperio posibilidades de sobrevivir. Pero su hijo Carlos, quien tenía un gran talento militar y a quien Carlomagno había confiado algunas de sus misiones más difíciles, no le sobrevivió.
Ya en vida de Carlomagno se había producido un hecho que permite deducir que algo malo estaba pasando con la fidelidad sobre la base de la cual estaba erigido el esqueleto del Imperio. En el verano del año 807, muy pocos de los señores y guerreros convocados a la asamblea anual se presentaron y, por primera vez, la asamblea no pudo realizarse. Fue un hecho sin precedentes. Carlomagno lo interpretó como una rebelión a su autoridad, envió a los missidominicci a investigar cada condado y castigó con edictos esa creciente deserción.
Muerto Carlomagno y dado el poco talento político de su hijo y sucesor Luis el Piadoso, los hechos se precipitaron. Las guerras civiles entre el monarca y sus hijos acabaron con el prestigio del Emperador. La fidelidad que sólo se mantenía por la extraordinaria figura de Carlomagno desapareció y el Imperio, ya herido de muerte, terminó de naufragar merced a la exacerbación de los ataques de los nórdicos, dando paso al pleno auge del Feudalismo.
El Imperio era inviable dadas las condiciones económicas, políticas y sociales de la época y sólo la fortísima personalidad y el talento de Carlomagno habían podido sostenerlo.
Gracias me sirvio
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